ABSURDO

ABSURDO

miércoles, 11 de agosto de 2010

Un gran secreto...


El zorro calló y miró por largo tiempo al principito:
-Por favor, domestícame- dijo
-bien quisiera- le contestó el principito -pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar humanos y conocer muchas cosas.
Sólo se conocen aquéllas cosas que se domestican -dijo el zorro- Los hombres no tienen amigos, si quieres tener un amigo, domestícame...

Así, el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximaba el día de la partida:
-¡Ah!- dijo el zorro. Voy a llorar
-Tuya es la culpa- dijo el principito- Yo no te deseaba ningún mal, pero tú has querido que te domesticara...
-Efectivamente- dijo el zorro.
-¡Y ahora vas a llorar!- le contestó el principito-
-Sí- dijo el zorro- Mira nuevamente las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo, volverás a decirme adiós y te regalare un secreto.

El principito fue a ver las rosas:
-Nadie os ha domesticado ni vosotras habéis domesticado a nadie. Sois hermosas, pero estáis vacías. No se puede morir por vosotras. Seguro que un caminante cualquiera os creería igual a mi rosa, pero ella es más importante que todas vosotras, porque yo la he regado; porque la protegí contra el frío con mi campana de vidrio; porque la resguardé contra el viento con el biombo; porque le maté algunos gusanos; porque he escuchado sus lamentos y a veces como se envanecía y hasta cómo se callaba. Porque es mi rosa.

Y volviéndose hacia el zorro:
-Adiós- le dijo
-Adiós- le contestó el zorro- Este es mi secreto, muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón, lo escencial es invisible a los ojos. El tiempo que perdiste con tu rosa es lo que la hace tan importante. Los hombres han olvidado esta verdad, pero tu no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...


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